#Arqueocatastrofismo

ATENCIÓN: éste es un artículo de A.(R)E.A., patrocinado por «Apadrina un arqueólogo» y (casi Dr.) JAS. Absténganse de leerlo y no intenten imitarlo en casa.

La Cultura a veces es deleznable. ¿Asesinar a un bóvido entre vítores en el centro de un anfiteatro? Propio de aquellos bárbaros romanos que se llamaban a sí mismos cumbre de la civilización. Sin embargo, y aunque nos pese, sigue siendo parte de nuestra Cultura. No se entiende, si no, la frase «agárrate los machos», que hace referencia precisamente al momento en el que el torero se ata los cordones de las calzas justo antes de salir al ruedo. Así que, señores, agárrense los machos, que vamos a hablar de #Arqueocatastrofismo. Sí, así, como hashtag, como idea, que queda más hipster*.

(*) Nota: habría que revisar qué partes de nuestra Cultura son potenciables y cuales deben surpimirse de ciertos actos culturales. ¿Mantener los eventos taurinos? Claro. Siempre y cuando no sea pasando por encima de la vida de los animales**.

(**) Nota mental de la nota: nótese el guiño al bueno de Neill con estas notas.

¿Qué es el #Arqueocatastrofismo?

Dícese de aquella costumbre arraigada durante la crisis entre gran parte de nuestros arqueólogos de maldecir sin descanso ante la pésima situación de la profesión; de criticar y dejar claro lo mal que está la Arqueología y, a ser posible, que se va a poner todavía peor.

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El #Arqueocatastrofismo es sano, porque generalmente se ajusta a la realidad. Así, se han repetido a lo largo de 2014, y casi de forma mensual, noticias en los más variados medios que nos hablan de lo hundida que se encuentra la arqueología, y aquí va un ejemplo: http://www.20minutos.es/noticia/2246810/0/sector-arqueologia-perdio-espana-66-sus-puestos-trabajo-42-sus-empresas-durante-crisis/ ***

(***) Nota: El propio Neill, el irlandés cabreado, ha desempolvado entre mazapanes y polvorones sus mejores galas de #arqueocatastrofista con su último post, «El año de la cabra y de Porfirio…». Y bien podría regalarnos una magnum parcialmente cargada con la publicación, porque entran ciertas ganas de jugar a la ruleta rusa (irlandesa, en este caso) tras leer sus reflexiones.

La denucia debe existir siempre. El arrebato, despotricar en el bar contra todo y contra todos, los puñetazos sobre la mesa, las pataletas, los hijoputas a más de uno -algunos hijos de la misma puta-. Pero maldito el que se quede ahí. Como comentábamos con Susana Ruiz en la entrevista que la hicimos hace poco, si se está cayendo el castillo de tu pueblo, y nadie hace nada, hay que salir a las calles, organizarse, informar, divulgar, luchar.

Para la Arqueología, como profesión, ocurre lo mismo. Si es un castillo de naipes que se está desmoronando no podemos quedarnos mirándolo, como Nerón ante la ciudad a la que prendió fuego****.

(****) Nota: Y, recordemos, los arqueólogos también tenemos aquí parte de culpa. No por el incendio de Roma, sino por el incendio de la Arqueología tal y como la conocíamos. Nos prendieron (y perdieron) los egos, el trabajo rápido y desbordante, las guerras fraticidas, y el ansia por aumentar el tamaño de nuestros propios miembros viriles. La siguiente imagen, de hecho, muestra una de las herramientas más comunes de la Arqueología Española de finales del siglo XX e inicios del XXI: el Jes Extender, marca bellota a ser posible, y que no podía faltar entre el paletín y la legona, en los tiempos de excavaciones cortijo.

JesExtender

Ahora bien, el 2014 no sólo ha sido el año del #Arqueocatastrofismo. También ha sido el año del alzamiento (digo, ejem, elección) de un nuevo equipo de profesionales a la cabeza del Colegio de Arqueólogos de Madrid, que ha comenzado una nueva política de difusión de la arqueología madrileña, de oportunidades a los arqueólogos y arqueólogas de la Comunidad, de eventos y cursos, que demuestran que otra forma de hacer arqueología es posible porque, qué diablos, lo están haciendo posible *****.

(*****) Nota: entre el equipo del CDL se encuentra no sólo el padre de Neill, que se estará tirando ahora mismo de los pelos, sino también nuestro amado editor, JAS, que, pese a que últimamente también se está hundiendo en la visión pesimista del pasado, presente y futuro de la arqueología, con su editorial (JAS Arqueología) demuestra también que existen otros caminos para entender y hacer arqueología. En mares tan turbulentos como estos hay que tener huevos para llevar adelante una editorial de libros de arqueología sin dejarla naufragar. Así que, ole sus cojones. ******.

(******) Nota de la nota: ¡Diablos! ¡Eureka! Del Jes Extender podemos pasar al JAS Extender. Negocio seguro.

En el año 2014 han pasado por mis aulas virtuales -y no tan virtuales- cientos de alumnos en los que he visto la ilusión de hacer cosas nuevas y la capacidad para llevarlas a cabo. Muchos de esos encuentros profesor-alumno se han convertido en proyectos conjuntos, algunos se han podido llevar a cabo y otros todavía están en el tintero, pero quedan demostradas las ganas de recrear una nueva Arqueología desde las cenizas del pasado (y, no lo olvidemos, gran parte de la Arqueología de siempre aún está en buen estado para ser entendida, apreciada y utilizada). Mis alumnos me han enseñado probablemente mucho más de lo que yo les haya podido enseñar a ellos y he conocido personas magníficas: por cada 2 personas deshonestas hay 20 decentes que quieren trabajar por el futuro de la profesión de forma colectiva.

Toda esta gente, deseosa de hacer cosas, de caminar hacia delante colaborando con el resto, de mejorar la arqueología entre todos, está también en los congresos a los que me he podido acercar en este año (las JIA de Vitoria, el sOpA en Celanova, el Cotarq en Vicálvaro…) y que muestran que hay muchos caminos para seguir trabajando, que va a costarnos mucho esfuerzo, por supuesto, pero que no estamos en el DEAD END de la Arqueología.

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Y así podríamos seguir ad eternum comentando pequeñas cosas que hacen de este 2014 algo más que un año #arqueocatastrófico. Pero acabaré recordando el día en el que me acerqué por el MAN y me recibió, cual botones, Iñaki Diéguez, que se había empeñado en reunirnos a un grupo de arqueólogos, dibujantes de arqueología, virtualizadores, etc., para comenzar a conocernos y a construir algo en común. Esto está cristalizando, de forma colectiva y colaborativa, en una asociación de dibujantes de arqueología (ARGA) y en un congreso sobre representación gráfica de la arqueología que llevaremos a cabo dentro de unos cuantos meses *******.

(*******) Nota: (ya me he perdido casi con el número de asteriscos). Para la creación tanto de la asociación como del congreso estamos aprovechando las posibilidades de las nuevas tecnologías y, entre ellas, las de las plataformas de construcción colectiva, en concreto de Loomio, recomendada por Medialab Prado. Estamos en el grupo más de 55 profesionales construyendo formas de colaboración.

Para que luego digan que nada ha cambiado en la Arqueología, ¿eh?, que todo sigue siendo igual de gris, igual de egoísta. El #Arqueocatastrofismo está muy bien, pero hay que caminar a partir de él.

Para acabar, recordemos a El Roto:

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 ….. ¡Aprovechémoslo!

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