Según parece, hacia el año 325 comenzó la construcción de la antigua basílica de San Pedro del Vaticano, en Roma. Probablemente fue el emperador Constantino quien encargó levantar sobre los restos del «trophaion» de San Pedro (un trofeo o monumento conmemorativo que se hallaba próximo al presunto lugar de su ejecución) un enorme edificio a la altura del más importante de los apóstoles. Más dudas existen sobre si llegó a ver acabada la imponente basílica o si, por el contrario, fueron sus sucesores, en particular su hijo Constancio II, quienes concluyeron su obra. Sea como fuere, poco más de tres siglos después de que el emperador Augusto reivindicara con sus políticas la tradición romana, el culto a Apolo y la vuelta a un orden «republicano» que, en realidad, ya había cambiado para siempre, Constantino abrazaba una nueva religión y se encomendaba abiertamente al dios cristiano como su protector. Pero, ¿Quién fue Constantino?
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