En tiempos de Nerón, emperador de Roma entre el 54 y el 68 d.C., una gran nave mercante naufragó frente a las costas de la antigua Allon (La Vila Joiosa, Alicante), cargada de miles de ánforas de garum. Hemos reconstruido en 3D este barco, bautizado como Bou Ferrer, y os presento aquí los primeros resultados.

Este trabajo, impulsado por Vilamuseu y el Ayuntamiento de La Vila Joiosa, sigue la estela de los realizados por diferentes equipos de la Universidad de Alicante que, desde su descubrimiento en 1999 de la mano de los buceadores deportivos José Bou y Antoine Ferrer, portaron a la luz los restos de este impresionante pecio. Los restos del Bou Ferrer, que se han ido extrayendo paulatinamente de las excavaciones arqueológicas -a unos 25 metros de profundidad- se encuentran en el Vilamuseu, que dispone de una colección permanente dedicada a este navío y que ahora crece con la reconstrucción virtual y con una maqueta en madera realizada al estilo tradicional por Vladimir Herrero.

La reconstrucción virtual del Bou Ferrer se llevó a cabo gracias a Antonio Espinosa, Carlos de Juan, Jose. A Moya y Vladimir Herrero, que contaron con nosotros para devolver la vida al Bou Ferrer e intentar imaginar cómo pudo ser a partir de sus restos arqueológicos. Además, al suyo se suma el trabajo que desde hace años se viene llevando a cabo por distintos equipos de la Universidad de Alicante (como el proyecto de documentación 3D fotogramétrica de los restos del pecio, realizado en colaboración con Patrimonio Virtual) que nos ha servido de base para diseñar la hipótesis reconstructiva.




El proyecto comenzó entre planos, pensando de forma conjunta junto con Vladimir Herrero y Carlos de Juan, la forma general del casco que, en base a simulaciones teóricas preexistentes, condicionaría la construcción simultánea de la reconstrucción virtual y de una maqueta de madera. A partir de entonces, con una hipótesis básica planteada, Vladimir avanzó con la construcción de la maqueta de madera que, una vez definida de forma general, documentaríamos mediante fotogrametría en 3D y utilizaríamos como referencia métrica para ajustar a la perfección nuestro modelo digital. No escatimamos en detalles: teníamos que reproducir de forma precisa tanto el exterior como el interior del navío para comprender y mostrar su forma de navegar y la disposición de su carga o estiba. En este punto tuve que empaparme de terminología náutica -de la que soy un completo neófito- para poder comunicarme con el resto del equipo y entender qué partes había que diseñar y la forma que debían tener.







Para ello, nos servimos también de múltiples referencias iconográficas, que son las que nos permiten entender cómo fueron las naves mercantes romanas (corbitae o naves onerarias), ya que carecemos de un amplio registro arqueológico de las mismas: solo nos quedan restos de partes de los cascos y su arquitectura en los pecios hundidos pues son las partes que quedan cubiertas por las ánforas y la arena y, por lo tanto, protegidas del oleaje.




El siguiente paso fue la creación de las velas, con sus cabos, envergues y brioles. Todo el trabajo de diseño 3D está realizado en Blender, donde también utilicé sistemas de simulación de telas, y múltiples objetos emparentados a vértices y a «garfios» (hooks), para conseguir un resultado realista a la hora de animar las velas con el viento, algo necesario para la animación 3D posterior. Finalmente, obtuvimos el modelado definitivo del barco, que aquí podéis ver bajo estas líneas en sendas vistas ortográficas, cenital y de babor.






Comenzó entonces el proceso de texturizado, que llevamos a cabo en Adobe Substance 3D Painter. El objetivo, una vez añadimos detalles y otros objetos (como las anclas) era obtener un acabado lo más realista posible pero manteniendo un acabado idéntico al de la maqueta de madera que, simultáneamente, se estaba llevando a cabo. De este modo, cuando el visitante pueda ver ambos productos en la exposición permanente del Vilamuseu, podrá entender sin problema que son el mismo barco.






Con la arquitectura construida y el barco texturizado, era el momento de llenarlo de ánforas. Éstas (recreadas en base a las halladas en las excavaciones) se disponían hasta en 4 niveles superpuestos en algunas de las partes del barco, formado un impresionante entramado de cerámica que permitía optimizar el espacio y transportar un cargo verdaderamente importante. Se disponían recubiertas previamente de una red de sarmientos vegetales que amortiguaban los golpes y sujetas por parte de la viguería del propio barco. El objetivo era evitar que estos contenedores pudieran caerse o quebrarse durante la navegación. Los cálculos que podemos hacer gracias a este modelo 3D nos hablan de que el Bou Ferrer pudo cargar cerca de 2000 ánforas, aunque podrían ser más dependiendo del tamaño de las mismas. Podéis haceros una idea de cómo estaba dispuesto el cargamento en el barco gracias a las infografías que mostramos bajo estas líneas.







El siguiente paso, como no podía ser de otro modo, fue botar el barco y disponerlo en su hábitat natural: el Mediterráneo. Para que el realismo fuera el máximo, añadimos personajes animados con el sistema de captura de movimiento de Rokoko. Hemos recreado con animación 3D el viaje completo del Bou Ferrer, desde el puerto de Gades a su trágico final entre las olas de la antigua Allón… pero para disfrutar de él todavía tendréis que esperar un poco más.
Aún nos quedan muchos detalles que completan la reconstrucción y que os contaré en otras entradas del blog: ¿sabéis que se ha encontrado la llave de su bodega? Y los famosos lingotes del Bou, ¿Dónde se dispondrían y para qué servían? ¡Pronto más! Por el momento disfrutad de las vistas y navegad como nunca hasta ahora , en este barco romano del s. I d.C.




Estad atentos porque pronto os contaremos más sobre esta colaboración entre Vilamuseu y 3D Stoa. Por el momento espero que os haya gustado esta entrada y hayáis aprendido más sobre el Bou Ferrer. Podéis disfrutar también de la maqueta de Vladimir, ya en el Vilamuseu.
